El EMDR, terapia de Desensibilización y Reprocesamiento mediante Movimientos Oculares, comúnmente conocida como terapia EMDR por sus siglas en inglés (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) fue descubierta de forma casual. En 1987, Francine Shapiro, psicóloga norteamericana, descubrió que los movimientos oculares voluntarios reducían la intensidad de la angustia de los pensamientos negativos. Inició una investigación (Shapiro, 1989), (Instituto EMDR, 2020). Presenta una visión del ser humano donde se trabaja con las experiencias no asimiladas por la persona. Todos hemos tenido en nuestra vida algún tipo de acontecimiento doloroso que, en general, no requiere psicoterapia. Sin embargo, hay experiencias que son mucho más complejas, que nos generan emociones tan intensas, que nuestro cerebro no puede procesar la información que contienen.
Estas experiencias se quedan bloqueadas en el sistema nervioso. Referirnos a estos acontecimientos nos produce malestar y si hablamos de ellos, lo volvemos a sufrir nuevamente.
En muchas ocasiones, esos acontecimientos no procesados quedan aislados en la memoria y la vida continua, pero cuando sucede algún tipo de situación insignificante puede provocar un malestar aún más potente. Pero se puede procesar y desbloquear, trabajando con los síntomas y ayudar al sujeto a recuperar su capacidad de vivir sin malestar. Una de las mejores formas para procesar ese recuerdo es a través de EMDR.
Vídeo realizado por los integrantes de la Comisión EMDR del COP de Santa Cruz de Tenerife
La información de recuerdos traumáticos queda archivada en una red neuronal disfuncional, de manera tal que continuaría influyendo en la conducta y la personalidad del individuo aun en el presente.
Para desbloquear esa información, procesarla e integrarla se usan los movimientos oculares, la estimulación táctil o auditiva. Esta estimulación parece poner en funcionamiento un mecanismo por el cual la información perturbadora proveniente del trauma es liberada, desensibilizando así el recuerdo y permitiendo que este se archive de forma sana.
Para averiguar si el acontecimiento está totalmente superado en EMDR primero se realizan comprobaciones. Concentrémonos en una de esas situaciones que aparentemente están superadas. Pensemos con detenimiento en esa situación, recreemos esos instantes durante al menos un minuto, prestando atención a qué significaron, cuanto nos hirieron. Tengamos en cuenta nuestros pensamientos, emociones, lo que notamos en nuestro cuerpo. ¿Las sensaciones son neutras? ¿El recuerdo no te genera malestar? Si la contestación a alguna de las anteriores preguntas es no, existe malestar o perturbación emocional o física, con lo cual es un recuerdo que sigue activo.
Entendemos el trauma como una “herida psicológica” que puede ser provocada por variadas situaciones. Por ejemplo, cuando oímos hablar de traumas lo asociamos a problemas originados por grandes desastres naturales o aquellos causados por el hombre, como guerras, accidentes, abusos, etc. Los especialistas los denominamos Traumas con “T” por la gran magnitud de sus causas.
También existe otra categoría de traumas con “t”, cuyo origen está relacionado con hechos, aparentemente, de menor importancia. Hablamos de experiencias vitales adversas, de circunstancias cotidianas, que por diversos motivos siguen marcándonos a pesar del paso de los años. Las burlas de los compañeros por un poco de sobrepeso en la adolescencia pueden hacer que 20 años después nos sigamos sintiendo insatisfechos con nuestro físico. Una mala experiencia con una pareja puede marcar nuestra actitud hacia futuras relaciones. Un padre muy exigente, aunque sea por nuestro bien, puede hacer que nunca sintamos que hacemos lo suficiente. En EMDR diríamos que son los recuerdos no asimilados que aún están activos en nuestro sistema.
R: Son muchos los casos en los que podemos llegar a creer que existen acontecimientos en nuestra vida que no se pueden superar, ya que se encuentran tan enraizados en nuestra vida que se ve como algo imposible. En cambio, trabajando con EMDR no hay ningún acontecimiento que no pueda ser superado de modo profundo y completo. El fallecimiento de un ser querido, una agresión, un accidente o enfermedad grave, etc. se pueden afrontar de una forma adecuada. En ocasiones algún acontecimiento de nuestra infancia puede provocarnos malestar cuando nos encontramos en etapas de nuestra vida muy sensibles con relación al desarrollo de nuestra persona. Estos traumas pueden ser resueltos por completo y las personas pueden llegar a generar un punto de inflexión a partir del cual su vida cambiará, sin olvidar el recuerdo pero sin dolor emocional.
R: El concepto de trauma que se maneja en EMDR no hace referencia únicamente a problemas graves o accidentes. Hablamos de experiencias vitales adversas, de circunstancias cotidianas, que por diversos motivos siguen marcándonos a pesar del paso de los años. Las burlas de los compañeros por un poco de sobrepeso en la adolescencia pueden hacer que 20 años después nos sigamos sintiendo insatisfechos con nuestro físico. Una mala experiencia con una pareja puede marcar nuestra actitud hacia futuras relaciones. Un padre muy exigente, aunque sea por nuestro bien, puede hacer que nunca sintamos que hacemos lo suficiente. No definiríamos ninguna de estas circunstancias como traumáticas, pero sí diríamos en EMDR que son los recuerdos no asimilados que aún están activos en nuestro sistema. El procesamiento de estos recuerdos con EMDR generan cambios visibles en el aquí y el ahora, en cómo nos sentimos con nosotros mismos y en cómo funcionamos en el momento presente.
R: Lo que hace el EMDR es activar el sistema innato de procesamiento de la información del cerebro, esto es, la capacidad de autocuración que nuestra mente tiene. El paciente y el terapeuta localizarán las experiencias clave que se conectan con el problema actual, accederán a estos recuerdos y las creencias negativas, emociones y sensaciones que los acompañan, y ayudarán a desbloquear esa información, procesarla e integrarla. Usamos los movimientos oculares o la estimulación táctil alternante. El uso de los movimientos oculares para el procesamiento de recuerdos bloqueados fue descubierto por la psicóloga estadounidense Francine Shapiro. El nombre de la terapia corresponde a las iniciales en inglés de desensibilización y reprocesamiento por movimiento oculares (Eye Movement Desensitization and Reprocessing).
R: Se ha relacionado el efecto de la terapia EMDR con la fase REM del sueño, en la que espontáneamente se producen los mismos movimientos de los ojos. Es la fase que se pone en marcha cuando estamos soñando. Es posible que este mecanismo esté en nuestro cerebro como un modo de ayudarnos a asimilar las circunstancias de la vida que durante el día no hemos podido elaborar del todo. Por ello, durante el sueño vienen a veces fragmentos de cosas que nos han pasado, o temas antiguos que no hemos superado. Quizás esto explique por qué vemos las cosas distintas después de haber dormido. A través de numerosas investigaciones, se ha comprobado que los movimientos oculares aumentan la conexión entre los dos hemisferios cerebrales, actúan sobre el sistema nervioso autónomo (que regula la activación y la relajación) y estimulan las conexiones neuronales. Aparte de estos estudios sobre el mecanismo básico, la eficacia de EMDR se ha demostrado en muchas investigaciones para problemas clínicos muy diversos, como estrés postraumático, depresión, ansiedad, y diversas patologías psiquiátricas y médicas.
R: Muchos tipos de problema pueden beneficiarse de un tratamiento con EMDR. Más que una cuestión de diagnóstico es una cuestión de si puede servir a una persona concreta y adaptarse a su situación y sus posibilidades. Hay algunos problemas psiquiátricos que necesitan medicación o terapias de tipo biológico. Lo mismo ocurre con problemas físicos. Por ejemplo, si una persona es diabética, EMDR no sustituye a la insulina, sin embargo, puede ayudar muchísimo a la persona a asimilar su problema y a disminuir la repercusión del estrés sobre sus cifras de glucosa en sangre. Hemos tratado con EMDR a personas con todo tipo de patologías, en general con muy buenos resultados. Dado que el efecto puede ser visible en pocas sesiones, es factible hacer una prueba breve y decidir posteriormente si abordar un tratamiento completo.
R: Va a depender de la cantidad de aspectos que una persona tiene que trabajar. No es lo mismo haber tenido una historia sin mayores problemas, sufrir un accidente y quedar afectado por esto, que haber padecido situaciones adversas desde la primera infancia. En muchas ocasiones, hasta que no comenzamos a trabajar con el paciente no podemos valorar qué aspectos habrá que tratar ni el tiempo que puede llevar hacerlo.
R: Puede tratarse a personas de todas las edades. Cualquier persona, independientemente de la edad o del tipo de problema, puede beneficiarse de esta terapia. Si puede ser o no adecuada, requerirá una valoración individualizada del caso. El hecho de que EMDR aborde los aspectos emocionales y físicos, y no solo la parte verbal, racional y cognitiva, hace que sea posible trabajar desde este abordaje con personas con niveles cognitivos limitados, sin lenguaje o con problemas para elaborar reflexivamente lo que se les ocurre. El paciente no necesita analizar ni explicar, y por ello se pueden procesar experiencias de las que tenemos muy pocos elementos, o incluso de la que el paciente no se sienta capaz de hablar.
R: Si una persona no quiere tomar contacto con sus emociones, su historia o sus problemas, estará poco dispuesta a trabajar con este método. Algunos individuos, para sobrellevar las dificultades, han recurrido a evitar lo que les crea ansiedad o les genera determinadas emociones. A veces están a la defensiva con los demás, les cuesta dejarse ayudar, o tienden a desconectarse de sus sensaciones. Estos pacientes necesitan un trabajo de preparación antes de estar en condiciones de entender el origen de sus problemas y a trabajar con sus recuerdos con los procedimientos de la terapia EMDR.