Los hombres gais sienten atracción sexual hacia personas de su mismo género. Homosexual es el hombre que se enamora de otros hombres (Martín, 2016). Es la tendencia interna y estable a desear afectiva y sexualmente a personas de igual sexo, con independencia de su manifestación en prácticas sexuales (Baile Ayensa, 2008).
Por lo tanto, definimos como homosexual a la persona que tiene conciencia de serlo, reconociendo que su deseo se dirige hacia el mismo sexo, o aquella cuya orientación sexual, definida mediante las dimensiones de atracción sexual, fantasías sexuales, conducta y vinculación emocional está dirigida, al menos en dos aspectos, exclusivamente hacia personas del mismo sexo (Soriano, 2004).
La homofobia es el rechazo y condena a las personas homosexuales, un prejuicio irracional manifestado verbalmente (insultos), socialmente (repudio) o físicamente (violencia). Por ello, es abiertamente represiva, irracional, irreflexiva y surge de pensamientos poco flexibles y negativos, o de prejuicios culturales, religiosos o sociales.
Es una lacra social que han sufrido de una u otra forma prácticamente todas las personas homosexuales del mundo, a veces con consecuencias terribles: agresiones, muertes, prisión, marginación social, terapias conversivas, rechazo familiar…
Se puede ver en muchas facetas de la vida diaria, a veces de formas evidentes (un insulto en un bar, un empujón en un aula) y otras más sutiles (vacío familiar, soledad social, falta de promoción laboral, opiniones en redes sociales, etc.)
La homofobia puede generar traumas psicológicos en las víctimas, que necesitarán apoyo y terapia para superar sus consecuencias y protegerse de futuras manifestaciones homófobas.
Aunque pueda parecer que la homofobia es exclusiva de personas heterosexuales, también existe la homofobia interiorizada. Herek, Cogan, Gillis & Glunt (1997) la definen como:
"La aversión hacia los propios sentimientos y comportamientos homosexuales, pero también (en una persona homosexual) como la actitud hostil y de rechazo hacia otras personas homosexuales, la denigración de la propia homosexualidad como estilo de vida aceptable, la falta de voluntad para revelar a los demás la propia homosexualidad, la percepción del (y miedo al) estigma asociado con ser homosexual, y la aceptación (inconsciente) de los estereotipos sociales sobre la homosexualidad".
Según Martín (2016), es la interiorización, en una persona homosexual, de la violencia simbólica contra los homosexuales. Se distinguen dos tipos:
Asimismo, debemos comentar el concepto de plumofobia, ejercida contra hombres gais que presentan actitudes o comportamientos considerados “femeninos” y que no se consideran socialmente como propios de los hombres.
Fuente: Guía Crecimiento sin armarios.